La diferencia entre berrinches y crisis

Muchas personas piensan que los berrinches y las crisis son lo mismo y que solo les sucede a los niños. Estos comportamientos pueden lucir similares cuando ocurren. Sin embargo, una crisis es muy diferente de un berrinche. Algunas personas tienen rabietas incluso cuando son adolescentes.

Conocer las diferencias entre los berrinches y las crisis lo puede ayudar a aprender cómo reaccionar de una manera útil.

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¿Qué son los berrinches?

Los berrinches son comunes en niños pequeños. Muchos infantes y preescolares aún no tienen el lenguaje para expresarse o la capacidad de controlar sus emociones. Puede que griten, lloren o se tiren al suelo cuando se sienten frustrados o intentan obtener algo que quieren o necesitan.

Las pataletas suelen disminuir a medida que los niños crecen. Pero hay niños que continúan teniendo estas reacciones emocionales intensas cuando crecen. Puede que se enojen con facilidad cuando algo no sale como esperaban cuando son adolescentes o adultos.

Aun así, las personas suelen tener cierto control sobre su comportamiento. Imagine a un niño que en la mitad de una rabieta se detiene momentáneamente para asegurarse de que alguien lo esté observando. Los berrinches generalmente terminan una vez que la persona obtiene lo que quiere o no ve ningún beneficio en continuar. Pero a veces, un berrinche crece hasta salirse de control y convertirse en una crisis.

En qué se diferencian las crisis

Una crisis es una reacción a sentirse abrumado. Por lo general, no es algo que las personas puedan controlar.

Muchas situaciones pueden desencadenar las crisis, dependiendo de la persona. Por ejemplo, dolor, miedo, cambios inesperados en las rutinas o situaciones de la vida como un divorcio o la pérdida del empleo.

Para muchos niños y adultos, las crisis suceden cuando sus sentidos están expuestos a demasiada información. El cerebro está demasiado estimulado por determinados sonidos, imágenes, sabores o texturas. Tratar de procesar todo eso lo aturde. Esto se llama sobrecarga sensorial.

Algunos expertos creen que la sobrecarga desencadena una respuesta de lucha o huida. Los sentimientos intensos se expresan como gritos, llantos, agresiones, huidas o incluso aislamiento.

Las crisis suelen terminar de una de estas dos maneras:

  1. Al cambiar o reducir la cantidad de información sensorial.

  2. Simplemente al cansarse. Algunas personas se quedan dormidas. Otras se retraen y no responden a las personas a su alrededor hasta que se calman.

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