Por qué la escuela con los puntajes más altos en las pruebas no fue la adecuada para mi hijo con TDAH

Soy madre de un hijo doblemente excepcional que acaba de comenzar sexto grado. Tay es dotado. También tiene TDAH, ansiedad, autismo de alto funcionamiento y epilepsia. A pesar de estos desafíos, terminó la primaria por arriba del nivel de grado en matemáticas, y casi por arriba del nivel de grado en inglés.

Me sentí muy orgullosa cuando presenciaba el acto de graduación de quinto grado de Tay. Pero no estaba preparada para lo que sucedería más adelante. La graduación estuvo llena de felicitaciones, lágrimas y para mi sorpresa, un mensaje de parte de su maestra: “Tay ocupa un lugar especial en mi corazón… sé que le espera un futuro promisorio y emocionante”.

A mi alrededor hubieron abrazos, apretones de manos y decoraciones alusivas al verano para celebrar el final de las tareas. Pero mientras atravesaba el patio de la escuela me pensaba confundida en lo que había dicho la maestra de Tay.

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Otras madres se acercaron y se ofrecieron a llevar a Tay a los paseos de verano de sus hijos. Vi a Tay pidiendo los números de teléfono de sus compañeros para mantenerse en contacto. Miraba asombrada cómo dejaba que el personal escolar lo abrazara (a pesar de su profunda aversión al contacto físico).

Ese día parecía irreal, porque la vida de Tay no era siempre tan armoniosa.

Antes de que él comenzara la primaria, realicé una investigación extensa para saber cuáles eran las áreas en nuestro distrito con los puntajes más altos en las pruebas. Inicié mi investigación en GreatSchools, que ofrece información importante sobre las escuelas para ayudar a los padres a decidir cuál es la mejor opción para sus hijos.

También recurrí a los puntajes que publica Academic Performance Index (la medición oficial del desempeño y progreso académico de cada escuela en California). Vendimos nuestra casa y alquilamos una cerca de la escuela de mejor desempeño.

No obstante, luego de varias semanas en este oasis académico, Tay estaba teniendo crisis todos los días y parecía estar empeorando académicamente. Decidí contratar a un tutor y observar en el salón de clases. Aunque Tay tenía un , parecía que no lo estaban cumpliendo. La maestra no lo estaba sentando al frente del aula, no dividía las tareas en partes más pequeñas y no le daba descansos con regularidad.

Mis frustraciones con esta situación me llevaron a investigar más, y esa investigación me condujo a lo que yo creía que sería la solución: un .

Mientras aprendía cómo un IEP podía beneficiar a Tay, lo inscribí en clases de habilidades sociales y lo llevé a terapia. Además, yo me inscribí en grupos de apoyo y en talleres de capacitación para padres. Al mismo tiempo, apliqué para ingresar en escuelas charter y después en escuelas magnet de nuestro distrito.

En lugar de basarme en los puntajes de las pruebas, visité las instalaciones, hablé con los padres y con el personal escolar. Inclusive hablé con estudiantes. Seguí mis instintos. Pero antes de cambiar a mi talentoso hijo de escuela, solicité que fuera evaluado por la escuela para que pudiera calificar para un IEP. Mi solicitud fue rechazada y eso me desmoralizó.

Mi esposo y yo decidimos buscar ayuda. Encontramos a nuestro aliado en la forma de una abogada de educación especial. Apenas unas semanas después de enviar la solicitud que la abogada había redactado, Tay obtuvo un IEP y fue aceptado en una escuela magnet que era acorde con sus fortalezas.

Tay pasó cinco años de su primaria recibiendo los servicios que necesitaba para progresar. Superó las expectativas de todos, tanto académica como socialmente. Y aunque sigue habiendo momentos difíciles, la mayoría de los días estamos totalmente de acuerdo con su maestra de quinto grado: “Le espera un futuro promisorio y emocionante”.


Si está considerando un cambio de escuela, conozca qué tipos de escuelas existen. Y averigüe qué sucede con el IEP de su hijo si cambia de escuela.