¿Gritar desde las banca? Eso podría distraer a su hijo
Una de mis actividades preferidas como madre es entrenar equipos deportivos de niños. Puedes interactuar con los niños de una manera completamente diferente a la usual. Logras influenciarlos de maneras que van más allá de la crianza.
Cuando empecé a ser entrenadora estaba a cargo del equipo de fútbol de mi hija de siete años. Había ocho niñas en el equipo, todas ellas ansiosas y emocionadas de pegarle a la pelota y aprender un deporte nuevo.
Yo también estaba deseosa de animarlas y apoyarlas durante los juegos y las prácticas. Quizás estaba demasiado entusiasmada.
La asistente de la entradora y yo siempre estábamos asegurándonos que las niñas supieran cómo moverse en el campo. Las entrenábamos continuamente, gritando las indicaciones.
Se nos unían muchos padres cerca de la banca, todos ellos queriendo animar a sus hijas para que jugarán lo mejor que pudieran.
Por supuesto, siempre era muy emocionante ver a Cassie corriendo a toda velocidad por el campo lista para anotar un gol. O ver a Nandani quitándole el balón a otra jugadora.
Tanto las madres como los padres generalmente gritaban con mucho entusiasmo durante los juegos. “¡Haz el tiro!” “¡Ve por el gol!” Sumado a nuestras indicaciones, el resultado era demasiados gritos. Pensábamos que esto era exactamente lo que las niñas necesitaban.
Pero algo ocurrió durante un juego a la mitad de la temporada.
Le gritaba a Sierra, una de nuestras jugadoras, que se apoyará en la defensa para asegurar un gol. Al mismo tiempo su mamá le gritaba que adelantará el balón para anotar.
Ella se detuvo justo donde se encontraba, puso su pie sobre el balón (exactamente como le habíamos enseñado a detener un balón), se dio la vuelta hacia mí y dijo:
“Entrenadora, usted está gritando una cosa y mi mamá está gritando algo diferente. Exactamente, ¿qué es lo que desea que haga?”.
Ella absolutamente tenía razón. Le decíamos que hiciera dos cosas completamente diferentes. ¿A quién debía escuchar: a su entrenadora o a su madre? Esta es una situación imposible de resover para cualquier niño.
Ese mismo día le pregunté a mi hija sobre el partido. Me dijo que Sierra estaba en lo correcto al sentirse confundida. Entonces, para mi sorpresa, me dijo cuánto odiaba todos los gritos durante el juego.
“Yo no puedo pensar cuando todos están gritando”, me explicó. “Tan solo quiero jugar el partido y hablar con mis compañeras de equipo, y no puedo hacerlo cuando hay tanto ruido”.
Después de ese día, empecé a darme cuenta que los mejores entrenadores no tienen que gritar durante los juegos. Ellas han practicado los pases y estrategias durante las prácticas de entrenamiento, así que ya saben qué hacer durante el partido.
Unos laterales en silencio es algo aún más importante cuando alguno de los jugadores tiene dificultades con la concentración o la atención o con la comprensión oral. Eso es particularmente cierto para mi hijo, que se distrae muy fácilmente.
Ahora que estoy entrenando al equipo de mi hijo, he establecido que los entrenadores y los padres que están en los laterales bajen el volumen. De hecho, empiezo cada temporada con una reunión de padres para discutir la manera correcta de animar a sus hijos cuando están en los laterales.
Le digo a los padres que es realmente importante para su hijos saber que tienen su apoyo, pero que hay muchas maneras de hacerlo. Estas son solo unas cuantas:
Chocar las manos o dar un abrazo
Elogiar la manera en que jugó su hijo
Más tiempo para jugar en el parque
Todo esto es mejor que los gritos desde los laterales que puede que los niños no escuchen.
¿Deben los padres quedarse totalmente callados? No, con seguridad a mí no me gustaría eso. Es natural emocionarse cuando su hijo está jugando. “Apoye, no trate de ser entrenador” y “anime, no grite”, este es mi consejo. Después del juego, lo más importante que usted puede hacer es decirle cuánto disfrutó verlo jugar. Su sonrisa será toda la recompensa que necesita.
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