¿Usar una calculadora impedirá que mi hijo aprenda matemáticas?

A mi hijo de 10 años se le dijo que podía usar una calculadora en la escuela. ¿No causará que se atrase aún más en matemáticas? ¿Debería permitirle que la use en la casa?

Muchas familias se preguntan si sus hijos deberían usar una calculadora y cuándo, especialmente si tienen problemas en matemáticas. Incluso si la escuela aprobó que la usaran como herramienta de apoyo (conocida como ), continúan preguntándose si usarla podría impedir que las habilidades matemáticas de sus hijos mejoren.

De hecho, es lo opuesto. Cuando los estudiantes tienen dificultad con matemática básica, se atrasan en la clase y con la tarea. Además es un obstáculo para aprender conceptos matemáticos más avanzados.

Una calculadora es un apoyo que permite que los niños continúen estudiando el mismo material que sus compañeros de clase.

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Eso no significa que en todos los casos deba permitirse el uso de una calculadora.

Cuando los estudiantes están siendo evaluados o practicando cómo realizar una operación matemática, es necesario que entiendan el proceso y lo muestren paso a paso. Si se tratara de estudiantes que formalmente reciben apoyos, yo escribiría la adaptación así: “La calculadora deberá estar disponible como soporte a menos que la operación sea el objetivo”.

Este es un ejemplo. Si el niño está aprendiendo a multiplicar números de 3 dígitos, no usará una calculadora como apoyo. En su lugar, puede usar una tabla de multiplicar para acceder a información matemática básica. De esa manera, demuestra que entiende todos los pasos del procedimiento.

Supongamos que un estudiante de escuela media necesita calcular el área de formas geométricas de dos dimensiones. En ese caso, deberá disponer de una calculadora. El maestro quiere saber si el estudiante conoce la manera correcta de calcular el área, no si sabe multiplicar.

La calculadora no sustituye el aprendizaje. Los niños deben continuar aprendiendo y practicando operaciones matemáticas sin usarla. Esto debe hacerse en situaciones que generen poco estrés y que no sean contra reloj, como cuando se enseña a un pequeño grupo. Así el enfoque es en el progreso y no en las calificaciones, o en terminar la actividad asignada.

Cuando practiquen en casa, empiece con operaciones que su hijo ya domina. (Las operaciones que usan 2, 5 y 10 suelen ser las más sencillas). Eso ayuda a que los niños se sientan más seguros para avanzar a operaciones más difíciles.

Si su hijo está haciendo una tarea que requiere hacer cálculos, ofrézcale herramientas como una tabla de multiplicar, una línea numérica o una tabla de centenas.

Tener dificultad con destrezas matemáticas básicas puede ser muy estresante para los niños. Recibir el apoyo adecuado permite que trabajen en sus destrezas y se sientan más confiados y menos estresados.

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