Los altibajos del plan 504 para el TDAH de mi hijo

No sé cómo haya sido el proceso del plan 504 para otros padres, pero para nuestra familia ha sido una experiencia difícil. Mi hijo tiene TDAH, pero no fue diagnosticado oficialmente hasta sexto grado.

Después de que mi hijo fue diagnosticado, solicitamos más apoyo a su escuela. Tenía dificultades académicas y muchos problemas de impulsividad y falta de concentración. El director de la escuela me llamaba todos los días debido a su mala conducta. Me enteré del plan 504 a través de un miembro de la familia. Así que decidí solicitarlo en la escuela.

No estoy segura del porqué la escuela estaba tan mal preparada para manejar el proceso del plan 504 con nosotros. Fue un desastre.

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Tuvimos interminables reuniones con el director, pero no había ningún progreso. En teoría, la escuela estableció un plan 504 para mi hijo. Pero en cada reunión el director terminaba diciéndonos que no necesitábamos incluir nada en el plan.

Lo que recibíamos era consejos. Nos dijeron que si mi esposo y yo fuéramos más disciplinados como padres, podríamos eliminar de raíz el “mal comportamiento” de nuestro hijo.

Yo estaba muy enojada. Lo que empeoraba las cosas era que yo no entendía el proceso. Tampoco sabía cuáles eran nuestros derechos como padres, y mucho menos los de mi hijo.

Mi hijo tenía un plan 504, pero seguía teniendo problemas en la escuela. Y yo no sabía cómo conseguirle ayuda. Sentí que habíamos fracasado como padres y no sabía qué hacer.

Entre sexto y séptimo grado, un amiga me habló de Understood y allí encontré muchas de las respuestas que había estado buscando. Aprendí cuáles eran los derechos de mi hijo y cómo debía funcionar el proceso del plan 504 (y del ). Obtuve ideas de adaptaciones. También averigüe y encontré profesionales en salud mental que podían abordar el TDAH de mi hijo.

Mi hijo avanzaba hacia la escuela media y yo deseaba desesperadamente que tuviera una mejor experiencia. Decidí pasar todo el verano trabajando en una estrategia para su plan 504. Tuve suerte de haberme hecho amiga de una defensora en educación especial, quien me recomendó qué hacer.

Entre citas médicas, más pruebas y papeleo escolar, me llevó todo el verano tener todo preparado. Mi amiga defensora sugirió que empezara a nivel del distrito escolar debido a los problemas que habíamos tenido anteriormente.

Siguiendo su recomendación llamé al superintendente. Para mi sorpresa, me respondió de inmediato y me orientó en el proceso. También me dio la información de contacto del coordinador del plan 504 en la escuela media.

Nuestra primera reunión del plan 504 en la escuela media fue a las 7 de la mañana del primer día del séptimo grado de mi hijo. Yo estaba nerviosa porque no quería que se repitiera el desastre que habíamos tenido en primaria. Sin embargo, asombrosamente toda mi preparación fue recompensada.

Mi esposo y yo nos sentamos con un equipo de cinco educadores y establecimos un plan para nuestro hijo con un buen número de adaptaciones para el año escolar. A fin de atender sus problemas de atención, mi hijo podría presentar los exámenes en la oficina del consejero escolar. También se le permitiría no tener que hacer algunos de problemas matemáticos que repetidamente le causaban tanta angustia.

Finalizamos la reunión con la garantía de parte del equipo de que si las necesidades de nuestro hijo cambiaban durante el año escolar, corregiríamos el plan. Mantuvieron su promesa cuando poco tiempo después necesitamos ajustar el plan para evitar que su tarea escolar se volviera abrumadora. A lo largo del año escolar, mi labor fue mantenerme en contacto regularmente con todos sus maestros, su consejero escolar y el subdirector.

Contar con el plan 504 adecuado cambió para bien la experiencia de mi hijo. Valió la pena completamente.

Pero si soy honesta, he experimentado una mezcla de emociones. Estoy muy agradecida de que existan estos planes para ayudar a niños como el mío a avanzar a través del sistema escolar. Pero parte de mí siente un gran desconsuelo por el hecho de que mi hijo necesite ayuda adicional para adaptarse a aulas que realmente no están hechas para él.

Les hago una confesión. A menudo me encierro en el baño a llorar por lo difícil que es criar a un niño con TDAH. Además, agregue a esa lucha diaria el estrés de manejar un plan 504. Está la multitud de correos electrónicos y llamadas telefónicas con maestros y administradores. Las visitas sin previa cita para ver lo que realmente sucede en la escuela. Y las crisis interminables por la tarea. En ocasiones me sobrepasa.

Y sí, estoy agradecida de que mi hijo tenga un plan 504. Pero el proceso tiene y sigue teniendo altibajos, tanto para él como para mí.


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