Respetar la velocidad de procesamiento de un niño en un mundo acelerado

¿Hay lugar en nuestro mundo acelerado para una persona que procesa la información más lentamente? Es una pregunta que tengo en la mente.

Como psicóloga infantil he trabajado con muchos niños inteligentes que procesan la información de manera más lenta. No solo soy una psicóloga, también soy mamá de un joven de 21 años que tiene dificultad con la velocidad de procesamiento (también tiene TDAH).

Mi hijo y yo nos parecemos en muchas cosas, pero somos bastante diferentes en lo que se refiere a la rapidez con que captamos y manejamos la información.

Él habla lento y selecciona las palabras cuidadosamente. Yo hablo rápido y siempre tengo (quizás) demasiado que decir.

Me encanta tener que ocuparme de cientos de cosas al mismo tiempo. Él preferiría hacer una cosa a la vez y hacerla bien. Yo siempre estoy corriendo en diferentes direcciones, y por eso suelo llegar tarde. A él le gusta llegar a tiempo a los lugares.

Por supuesto, entiendo el concepto de velocidad de procesamiento lenta (¡hasta escribí un libro sobre el tema!). Sin embargo, hay días en que me cuesta ponerme en los zapatos de mi hijo. No puedo entender por qué no puede terminar las cosas en mi escala de tiempo.

Continuamente le digo a los padres que aceptar, adaptarse y abogar son tres de las mejores maneras de enfrentar los desafíos que implica ser padres de un niño cuya velocidad de procesamiento es lenta.

La aceptación es el primer paso. Pero puede ser difícil porque podría parecer que no lo estuvieran intentando o no les importara. Pero ese casi nunca es el caso, particularmente en niños pequeños.

Primero se tienen que conocer los hechos para poder aceptar. Una buena evaluación puede ayudar a lograrlo. Si usted comprende cómo y por qué su hijo tiene dificultades, sabrá qué debería hacer para ayudarlo.

Conocer datos concretos sobre el aprendizaje de su hijo y sus fortalezas y desafíos, puede cambiar su visión del mundo en un instante.

Sin información, los padres suponemos qué es los que nuestros hijos pueden y no pueden hacer. Con evidencias podemos ver nuestras frustraciones a través de una perspectiva más real.

La aceptación también significa observarse a uno mismo.

¿Cómo es su ritmo o velocidad de procesamiento?

¿Es un pensador/conversador/hacedor veloz?

¿Es posible que las diferencias de su hijo no representen un obstáculo, sino que simplemente él no va a al ritmo de usted?

Caso ilustrativo: Recientemente mi hijo estuvo en casa una semana durante las vacaciones de la universidad. Una de las noches que pasamos juntos, decidimos preparar la cena.

Mientras la preparábamos, me disculpé porque estábamos pasando sus vacaciones cocinando y no “haciendo cosas”. Su respuesta fue: “Mamá, ¡preparar la cena es hacer cosas juntos!”.

Dice mucho de mí que preparar una comida juntos no me parezca “suficiente”. Una de las mayores quejas que muchos de nosotros tenemos hoy en día es que el mundo se ha vuelto demasiado acelerado.

Los niños cuya velocidad de procesamiento es más lenta puede que no estén en sincronía con las exigencias del mundo. Pero esos niños tienen habilidades y un ritmo natural que pienso que la sociedad necesita de manera urgente. Un enfoque de la vida más pausado, más pensado y menos apresurado es algo natural en ellos.

Admitámoslo, la vida está llena de cosas que necesitan hacerse rápidamente, como la tarea, los deberes domésticos y llegar a tiempo a la escuela. Su hijo necesitará aprender a abogar por sí mismo. Necesitará aprender a ser más eficiente para prosperar en el mundo actual.

No obstante, nuestros hijos pueden proporcionar soluciones originales y valiosas a los problemas si los aceptamos y se encuentran en el entorno adecuado. Pueden enseñarnos a tomarnos nuestro tiempo y a que nuestras vidas sean más plenas.

Incluso pueden enseñarnos algo tan simple como el disfrute de preparar una comida juntos.

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