Las experiencias de mis hijos recibiendo educación especial en una escuela católica

Mis dos hijos fueron diagnosticados con dificultades de aprendizaje y de atención a temprana edad. Ambos reciben servicios de educación especial. Pero ninguno va a una escuela pública.

Cuando mi hija estaba en preescolar, decidimos inscribirla en la escuela católica de nuestra parroquia (abarca desde preescolar hasta octavo grado). Nos encanta la solidaridad que existe en nuestra comunidad religiosa y que el salón de clases tenga pocos estudiantes. Asistir a misa todos los domingos también le da a nuestra familia un rumbo y nos acerca a nuestra parroquia y a la escuela.

Varios meses después que mi hija comenzara kínder, la maestra se dio cuenta que tenía dificultad para leer y para terminar las tareas. Mi hija no podía terminar a tiempo su deberes escolares y tenía dificultad para entender matemáticas.

La maestra nos recomendó que nuestra hija fuera evaluada para determinar si tenía dificultades de aprendizaje y de atención. No actuamos de inmediato, pero en primer grado decidimos hacerlo.

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Fuimos doblemente afortunados. No solo la maestra de preescolar fue capaz de detectar los primeros indicios, sino que además la directora de la escuela tenía . Así que cuando le mencionamos nuestras preocupaciones, la directora mostró entusiasmo en ayudarnos.

En breve, el equipo evaluador del distrito escolar de escuelas públicas de la localidad visitó nuestra escuela para evaluar a mi hija. La evaluación determinó que tenía una discapacidad de aprendizaje específica (después supimos que tenía , y problemas con las habilidades motoras y el desarrollo muscular).

El equipo de evaluación nos informó que mi hija podía recibir servicios de educación especial si ingresaba en la escuela pública del vecindario, pero que si queríamos que continuara asistiendo a la escuela católica calificaba solo para algunos servicios.

Quisimos que se quedara en la escuela católica, así que cuando empezó segundo grado mi hija tuvo lo que se llama un plan de servicio individual (o plan de servicios o ISP).

El plan le proporcionó , y enseñanza especializada. A mi hija la sacaban de su clase regular para llevarla al salón de recursos de la escuela donde un profesional que venía de fuera proveía esos servicios. Además, un maestro de educación especial de la escuela pública iba a su clase regular dos veces por semana.

Todo esto era gratuito, aunque ocasionalmente también pagábamos terapia privada del habla y ocupacional después de clases para ayudarla con sus dificultades.

Al principio, yo honestamente no sabía mucho cómo funcionaba esto. Pero con el tiempo, aprendí que a través de Child Find las escuelas públicas tienen la obligación de identificar y dar apoyo a chicos que necesitan educación especial, incluso a los que asisten a escuelas privadas. Esto surge por la Ley para la Educación de Individuos con Discapacidades (IDEA, por sus siglas en inglés) que protege los derechos de los estudiantes con discapacidades.

También me di cuenta que tuvimos suerte. Según mi experiencia, muchas escuelas religiosas no están diseñadas para proporcionar servicios de educación especial. Y a mí me parece que no siempre están interesadas en ayudar a las familias para que obtengan esos servicios.

Las cosas puede que estén cambiando. Hace unos años conocí a una familia de Texas cuyos hijos asistian a una escuela católica. Al igual que mis hijos, tenían dificultades de aprendizaje y de atención y recibían servicios de educación especial.

Además, este año que está en noveno grado, mi hija solicitó y fue aceptada en una escuela católica de bachillerato exclusiva para niñas localizada en otra ciudad. Esa escuela también colaboró con nosotros para que mi hija recibiera servicios, aunque hubieron algunos contratiempos. Y mi hijo ahora está en la escuela parroquial con su propio plan de servicios.

¿Son perfectos los servicios de educación especial en nuestra escuela? Lamento decir que no.

Aunque el personal de la escuela nos ha apoyado, algunos de los maestros son muy tradicionales. A veces no conocen los métodos más actuales para enseñar a los chicos con dificultades de aprendizaje y de atención. Y los maestros que quieren ayudar necesitan más capacitación y apoyo.

Además hay un problema mayor. He aprendido que los servicios de educación especial en la escuela pública generalmente son mejores que los que se reciben en una escuela privada.

Es un asunto delicado que estamos experimentando ahora que nuestros hijos avanzan a la escuela media y el bachillerato. ¿Deberían seguir asistiendo a la escuela católica o debería inscribirlos en la escuela pública local? Estoy indecisa porque estamos muy conectados con la comunidad de nuestra escuela católica.

Por ahora, me siento agradecida de lo que hemos logrado. Durante los últimos 10 años hemos estado en una escuela católica con servicios de educación especial que es buena. Ha sido una experiencia maravillosa y creo que estamos en el camino correcto. Al final, solo el tiempo dirá.

Aprenda más acerca de la educación especial en las escuelas privadas. Conozca sus opciones cuando escoja una escuela. Y si está considerando una escuela privada, lea una lista de qué cosas buscar en una escuela privada.

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