El maestro es antipático con mi hija. ¿Qué puedo hacer?

Mi hija de nueve años tiene y , y su maestro en ocasiones es rudo cuando ella no entiende algo o se retrasa en clase. También la ha menospreciado frente a sus compañeros de clase. ¿Cómo debería manejar esto?

Siempre es frustrante escuchar que las palabras y actos de un maestro han tenido un efecto negativo en un niño. Especialmente si es un niño que piensa y aprende de manera diferente, y por lo tanto enfrenta mayores dificultades que los demás niños.

¿Cuál es su principal preocupación?

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Durante años he conversado con muchas familias que estaban preocupadas porque un maestro no estaba tratando bien a sus hijos. Han descrito a maestros que han humillado a los niños y los hacen sentir mal por lo que son. También he escuchado a padres describir a un maestro como “odioso”.

Estoy seguro que en ciertas ocasiones un maestro es antipático con los niños o intencionalmente los menosprecia. Esas personas no deberían estar enseñando, pero suelen ser la excepción. Por lo general, los maestros que son descritos de esa manera no intentan ser antipáticos. Lo más probable es que no tengan conciencia de ello.

Esos maestros no entienden lo que le está ocurriendo al estudiante. No se dan cuenta del efecto que sus palabras y sus actos están causando. Y a veces están sobrecargados de trabajo y reaccionan sin pensar.

En cualquier caso, yo les digo a los padres que si les preocupa cómo están tratando a sus hijos, es importante hacer algo de inmediato.

También les digo que primero hablen con el maestro. Siempre he hallado que la comunicación directa con el maestro es la mejor manera de promover el cambio . Pero si la conversación no va bien o no es efectiva, no dude en hablar con el equipo del IEP de su hijo o con el director.

Los padres están en una posición única para tener un impacto positivo. Estas son cuatro cosas que puede hacer al hablar con el maestro:

  1. Ofrezca información. Intente dar al maestro el beneficio de la duda cuando vaya a conversar con él. Asuma que no conoce todo lo que necesita saber sobre el TDAH, la dislexia o acerca de su hija. Tal vez el maestro no esté consciente de lo que su hija está sintiendo o cómo la está afectando lo que le dice. Es muy importante que dé esa información.

  2. Enfóquese en su hija. No dirija la conversación en lo que el maestro dice o hace. Enfóquese en su hija y cómo sus problemas afectan su desempeño y su comportamiento. Lleve ejemplos de trabajos escolares y destaque errores específicos o problemas que sean el resultado de sus dificultades.

  3. Fomente la empatía. Comente ejemplos sencillos sobre lo frustrada que se siente su hija en la casa. Describa lo que ella hace para salir de una situación frustrante. También en cómo se siente cuando no es capaz de hacer cosas que sabe y quiere hacer. Eso ayudará a que el maestro vea a su hija de otra manera.

  4. Comparta ideas y conocimientos. Usted puede sugerir al maestro mejores formas de comunicarse con su hija. Empiece por preguntarle qué hace su hija que lo frustra. Si son cosas que usted observa en casa o en otros lugares, comparta esa información. También mencione lo que le funciona a usted o a otros.

Quizás quiera que intervengan aliados que lo ayuden a mantener la conversación en un tono positivo. Podrían ser el consejero escolar o un maestro de educación especial. Es posible que hagan sugerencias de no genere una confrontación.

Al final, se necesitará más que su participación para lograr que las cosas cambien. Debe ser un esfuerzo en equipo entre usted, el maestro y su hija. Comunicarse directamente es la mejor manera de empezar.

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