Consejos prácticos para manejar el TDAH y la depresión
Consejo práctico 1
Comentar lo que está observando.
Comentar lo que está observando.
Es importante que padres y maestros intercambien información. Programe una cita para hablar de lo que ha notado y qué podría ayudar.
Consejo práctico 2
Tratar cada condición por separado.
Tratar cada condición por separado.
El TDAH y la depresión pueden ocurrir al mismo tiempo, pero son dos condiciones diferentes. Ambas necesitan tratamiento.
Consejo práctico 3
Permanecer atentos.
Permanecer atentos.
Esté atento de cambios de comportamiento como falta de interés en actividades divertidas, mayor dificultad para enfocarse y calificaciones más bajas.
El TDAH no causa depresión, pero estas dos condiciones a menudo coexisten. Los niños con tienen muchas más probabilidades de tener depresión que los niños que no tienen TDAH. Esto es especialmente cierto cuando llegan a la adolescencia.
¿Por qué estas condiciones suelen coexistir? Una razón es que el TDAH puede crear muchos desafíos para los niños, y esos desafíos pueden conducir a la depresión. Los problemas en la escuela y de comportamiento pueden deteriorar la autoestima. Los problemas con las habilidades sociales pueden hacerlos sentir aislados.
Además, algunas personas con TDAH podrían estar “predispuestas” a la depresión. El TDAH implica diferencias en la química cerebral, las cuales podrían causar mayor propensión a sentirse deprimido.
El TDAH también suele coexistir con la ansiedad y el abuso de sustancias. Ambas pueden aumentar el riesgo de depresión. Los investigadores están analizando otras cosas que podrían causar que los niños y adolescentes con TDAH sean más propensos a la depresión. Estas incluyen el género, la historia familiar y la edad a la que es diagnosticado el TDAH.
Es importante tomar en serio las señales de depresión o los comentarios desesperanzados. Los jóvenes que tienen TDAH y depresión tienen un riesgo mayor de suicidio que los jóvenes que solo tienen una de estas condiciones.
Profundice
La depresión en niños con TDAH puede lucir como la depresión en cualquier persona joven. Los síntomas de la depresión incluyen:
Sentirse muy "abatido" (o lo que los médicos llaman un "bajo estado de ánimo").
Alejarse de los amigos y perder el interés en sus actividades favoritas.
Irritarse o enojarse mucho por cosas sin importancia.
Dificultad para enfocarse.
No hacer la tarea o no asistir a la escuela.
Cambios en los patrones de sueño o alimentación.
Hablar de sentirse desesperanzado, inútil o con ideas suicidas.
La depresión también puede intensificar las conductas asociadas con el TDAH. Por ejemplo, los niños pueden parecer aún más distraídos o desorganizados. También puede que se frustren y se porten mal con más frecuencia.
Existen maneras de tratar el TDAH y la depresión en niños, incluidos diferentes tipos de terapia. La terapia cognitivo-conductual (CBT, por sus siglas en inglés) es un tipo de terapia conversacional que se utiliza comúnmente para tratar la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental.
La terapia conductual está diseñada para ayudar con el TDAH. Muchos niños responden mejor al combinar terapia y medicación.
No es inusual que niños, adolescentes y adultos jóvenes toman medicamentos para el TDAH. También puede que algunos tomen antidepresivos. Esto puede hacerse de manera segura y efectiva con el enfoque adecuado. Sin embargo, es posible que no sea necesario utilizar dos medicamentos.
Padres y cuidadores deberían hablar con el proveedor de atención médica o terapeuta de su hijo sobre la mejor manera de tratar los síntomas del TDAH y de la depresión.
Tenga en cuenta que algunos niños pueden tratar de automedicarse. Los preadolescentes o adolescentes con TDAH que se sienten deprimidos pueden tratar de mejorar su estado de ánimo utilizando alcohol o drogas. Creen que la marihuana los ayuda a sentirse o a funcionar mejor. Sin embargo, hay estudios que muestran que la marihuana puede empeorar los síntomas del TDAH, incluidos los problemas con la y la .
A veces la depresión puede ser diagnosticada incorrectamente como TDAH, y viceversa. Eso sucede porque puede que luzcan similares en la superficie. Estas son algunas diferencias importantes:
Los niños que están deprimidos se sienten desesperados y sin esperanzas. Suelen tener poca energía y no les interesa socializar. Un estado de ánimo negativo puede persistir durante semanas e incluso meses.
Los niños que tienen TDAH pero no están deprimidos tienden a frustrarse e incluso enojarse por los desafíos que enfrentan. Es posible que tengan dificultad para llevarse bien con sus compañeros, pero siguen teniendo interés en socializar.