Por qué “solo esfuérzate más” es un mito

“Tiene que esforzarse más”, dijo la Sra. K. La escuché por casualidad cuando yo estaba afuera de mi salón de tercer grado sentado en el frío piso.

Esas palabras se deslizaron de la boca de mi maestra en un tono que sonó condescendiente, incluso para mí con 9 años de edad. La Sra. K era una mujer rolliza que parecía estar contenta gracias al montón de maquillaje que cubría su rostro.

Mi mamá no era el tipo de mujer que usa mucho maquillaje. Era alta, delgada y de pelo negro azabache, lo opuesto, pensé, a la Sra. K cuya voz parecía retumbar el pasillo donde estaban los otros niños escuchando. Traté de imaginar la expresión de la cara de mi madre cuando la Sra. K le decía que era imposible enseñar a su hijo, y que la razón de que no hubiera aprendido a leer, dijo, era que no me esforzaba lo suficiente.

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Yo no debí haber sido el primer estudiante que se había sentado en ese lugar porque vi una capa de polvo en el piso. Alguien más que se había sentado fuera de la clase de la Sra. K había dibujado una cara con el ceño fruncido, y yo repasé el dibujo con mi dedo deseando poder ser amigo de ese otro niño. Si el había dibujado una cara con ese gesto, eso significaba que probablemente teníamos algo en común: A los dos nos estaba yendo mal en en el único trabajo que teníamos, sacar buenas notas en la escuela.

Cuando mi mamá finalmente salió del salón de la Sra. K, tuvo que hacer un esfuerzo para despedirse. Me dio la impresión de que trataba de contener las lágrimas. Agarró con firmeza su abrigo y su cartera, y mientras me hacía una seña para que nos fuéramos, la Sra. K repetía, “aliente a David para que trate”.

Regresamos a casa en silencio.

Después de la reunión con la Sra. K, mi mamá y mi papá me dijeron lo que ella había dicho, y yo hice todo lo posible para “esforzarme más” aunque no sabía que era lo que eso significaba.

Un día, decidimos visitar una escuela cercana, Schenck School, la cual no sabíamos se especializaba en discapacidades de aprendizaje. El director de admisión nos dijo que tenían que evaluarme, y cuando los resultados determinaron que tenía dislexia y , me aceptaron en sexto grado. Cuando llegué me sentí abrumado por la camaradería y el apoyo de los maestros y los compañeros de clase. No solo los métodos de enseñanza eran apropiados para mi forma de pensar (nunca más me sentí menospreciado) sino que también había otros chicos como yo.

Nunca antes me había sentido como en mi casa.

El texto de arriba es un fragmento de mi libro Thinking Differently: An Inspiring Guide for Parents of Children with Learning Disabilities. Mi nombre es David Flink y tengo y TDAH. En mi libro intento que padres como usted entiendan lo que experimentan los niños con dificultades de aprendizaje y de atención y cómo ayudarlos.

Y hay esperanza. Una vez que que mis padres me ayudaran a encontrar el apoyo necesario, me gradué con honores al recibir un título (B.A.) en educación y psicología en Brown University y completé una maestría en educación en Columbia University. También fundé Eye to Eye, un programa de orientación para estudiantes con discapacidades de aprendizaje que tiene más de 55 sucursales en 22 estados.

Una cosa que las personas dicen con frecuencia, lo decían sobre mí, es  “sólo necesita esforzarse más”. Como expliqué en mi libro, eso es un mito. La solución para muchos niños con dificultades de aprendizaje y de atención es aprender de la manera que sea más adecuada para ellos.

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