Ya es difícil conectarse con los hijastros, y aún más si tienen dificultades de aprendizaje

Cuando tenía 30 años conocí a la mujer que más tarde se convertiría en mi esposa. Tiempo después de que empezáramos a salir me presentó a sus hijos, una niña de 8 años y un niño de 2.

Yo estaba nervioso de conocerlos. Sin importar cómo lo imagine, conocer a los hijos de tu novia es una situación incómoda. Pero para mi sorpresa, nos caímos muy bien. Mi novia debió haber pensado lo mismo, ya que nos casamos poco tiempo después.

Como buen padre, quise crear un lazo con ellos. Sin embargo, fue complicado con el niño. Él tiene dificultades del procesamiento sensorial y otras diferencias en la manera de pensar y aprender, además de autismo.

Sus dificultades pueden causar problemas con el pensamiento flexible y eso dificultaba que nos conectáramos.

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Incluso cuando lo conocí con 2 años, era obvio que le encantaban las rutinas. Pequeños cambios en los planes escalaban al punto de convertirse en crisis emocionales.

Mi presencia era un cambio en su rutina, y los cambios no eran algo que le gustara. Cuando empecé a salir con su mamá, podía quedarse toda la visita al lado de su mamá sin soltarla.

Además tenía intereses muy intensos y eso también creaba obstáculos para que nos relacionáramos.

Por ejemplo, estaba completamente obsesionado con los trenes, especialmente con Thomas la Locomotora. Tenía montones de trenes de juguete y se sabía el nombre de todos.

Le gustaba comunicarse con las otras personas a través de los trenes. Si quería comer, imitaba al narrador del programa de televisión de Thomas y explicaba que el depósito de carbón del tren estaba vacío y necesitaba más carbón. A veces decía que su tren necesitaba descansar en la estación, lo cual era su código cuando se sentía somnoliento.

Aún cuando no estuviera usando sus trenes para comunicarse, su interés en ellos dificultaba que lo conociera. Rehuía las preguntas sobre las cosas que le gustaba hacer o su comida favorita, y desviaba la conversación hacia el mundo de las máquinas de vapor. Cuando yo intentaba cambiar el tema de conversación, su respuesta típica era: “De acuerdo, no hablemos de trenes. Ahora hablemos de estaciones”.

A medida que fue creciendo, me fui abriendo camino gradualmente y nos hicimos muy cercanos. Recuerdo una ocasión en la que nos encontrábamos en un evento público con mucha gente y él, que tenía 3 o 4 años, se sintió muy abrumado. Quería regresar a casa, pero mi esposa y mi hijastra querían quedarse. Así que lo llevé a casa.

Para sorpresa de todos (incluyéndome) se sintió muy a gusto conmigo. Terminamos yendo al parque infantil y nos divertimos mucho. Fue un gran momento para él, y para mí también.

Finalmente me vio como un padre y una persona que lo cuidaba, y no tenía memorias en las que yo no formara parte de su vida. Pero mientras me conectaba con mi hijastro, la relación con mi hijastra se volvió complicada.

Mi hijastro necesitaba mucha atención de mi esposa y mía todos los días. Toda esa atención molestaba a su hermana, quien no tenía diferencias de aprendizaje. Nunca la ignoramos y siempre intentamos pasar tiempo suficiente con ella y darle más atención. Pero para ella era injusto que le dedicáramos tanto tiempo a su hermano.

Ella se resintió con nosotros por ello. Y de alguna manera, terminé siendo el responsable.

Hoy en día mi hijastro es un adolescente y ha desarrollado estrategias para manejar sus diferencias en la manera de pensar y aprender. De muchas maneras, es un adolescente ordinario en cuanto a su actitud y necesidad de independencia.

No obstante, en ocasiones sigue teniendo problemas. Aunque somos cercanos, a veces le cuesta entender cómo encajo en su vida. Él sigue viendo a su padre biológico y creo que su pensamiento inflexible le dificulta procesar que tiene dos padres.

A veces sigue considerándome como otra persona que debe consultar a su mamá, a quien considera la figura de autoridad del hogar.

Además de eso, yo no soy su tutor legal, y por ello ni la escuela ni el médico aceptan mis decisiones sin la aprobación de mi esposa. Eso es algo difícil de digerir ya que prácticamente lo crié durante toda su vida. Soy una de las personas que mejor lo conoce. Afortunadamente, mi esposa se asegura de que mi opinión sea escuchada en decisiones importantes que tienen que ver con los niños.

A lo largo de los años nuestra familia ha pasado por muchas cosas, y eso es lo que somos, una familia. A pesar de todos los obstáculos del camino, sé quien soy para mis hijos. Los amo con todo mi corazón y no cambiaría a mi familia por nada del mundo. Sé que ellos sienten lo mismo.


Lea acerca de cómo los padres pueden actuar en equipo en la crianza de sus hijos. Revise algunas sugerencias para colaborar con su ex en la crianza de su hijo. Escuche a un grupo de padres discutir temas incómodos relacionados con las diferencias en la manera de pensar y aprender.

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