¿Con qué frecuencia debería contactar al maestro de mi hijo?

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Esta es una pregunta muy razonable y considerada. Demuestra que usted quiere estar involucrado en la educación de su hijo y que respeta el tiempo de los maestros.

La respuesta es que no existe una sola respuesta. Depende de las necesidades de su hijo. También depende del grado escolar en el que está su hijo y del número de maestros que tiene. Y depende del maestro.

La mayoría de los maestros tratan de estar disponibles para responder preguntas o hablar sobre las inquietudes. No obstante, difieren en cuanto a cómo y cuánto quieren escuchar de las familias. Lo mejor sería preguntar directamente al maestro de su hijo con qué nivel de contacto se siente cómodo.

Yo puedo darle una idea de cuánto contacto me gustaba tener con las familias siendo maestra de primaria, y de lo que quería enterarme.

Cuando un niño iba bien en clases: Me gustaba comunicarme con las familias una vez durante el periodo de calificación. A menudo esto ocurría en las conferencias de padres y maestros o a través de los comentarios en la boleta de calificaciones. También me parecía bien recibir una llamada telefónica informal, intercambiar un email o conversar a la hora de la salida.

Las familias generalmente querían saber qué estaban aprendiendo sus hijos y cómo podían continuar ese aprendizaje en casa. Les preguntaba si habían escuchado algo de sus hijos que quisieran que yo supiera.

Cuando un niño estaba atrasado: Quería estar en contacto con las familias una o dos veces al mes para averiguar si la dificultad era pasajera o algo más que debíamos investigar.

Ayudaba si ellos tomaban notas de lo que estaban observando en la casa y las comentaban conmigo. También era útil si hacían una lista de sus preocupaciones específicas para revisarlas en una reunión o en una llamada telefónica (en lugar de a través de emails separados). Y siempre quería saber si habían notado algún cambio en su hijo.

Cuando un niño estaba teniendo dificultades: Quería estar en contacto una vez por semana. Podía ser a través de un email o de una llamada telefónica los viernes por la tarde para ponerlos al día de cómo había estado la semana. Me gustaba encontrarme una respuesta en mi correo electrónico el lunes por la mañana  para poder planificar la semana.

Específicamente quería enterarme del comportamiento y las dificultades en la casa, incluyendo con cuánta frecuencia ocurrían y qué las ocasionaban. También quería información sobre cómo le iba al niño con la tarea, cuánto tiempo tardaba en hacerla y cuánta ayuda necesitaba.

Cuando un niño estaba “en crisis”: En los momentos en que un niño tenía problemas de conducta serios, me ponía en contacto con las familias diariamente al final del día. Comentaba lo que había sucedido en la escuela y les preguntaba qué estaba ocurriendo en la casa.

Quería saber cualquier cosa que hubiera ocurrido en la noche, en la mañana o de camino a la escuela que fuera relevante que yo supiera. También quería enterarme de cualquier cambio en la casa y las buenas noticias o “logros” que yo pudiera reforzar en la escuela.

Por supuesto que estos son solo ejemplos. Sin embargo, podrían darle algunas ideas sobre cómo dirigirse al maestro de su hijo.

Para algunas familias puede ser difícil acercarse a los maestros, especialmente si no saben qué decir. No tema hacer preguntas o expresar sus preocupaciones, incluso si no está seguro de qué cosas son importantes de mencionar.

Tenga en cuenta que los maestros tienen trabajos exigentes. Es posible que el maestro de su hijo esté intentando comunicarse con otras familias y que no siempre reciba una respuesta de inmediato.

Mi mejor recomendación es preguntar al maestro con cuánta frecuencia y de qué manera pueden comunicarse. De esa manera mostrará que usted está intentando desarrollar una relación positiva entre la casa y la escuela.

¿Cuál es su principal preocupación?

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