¿Las señales de los teléfonos celulares causan dificultades del funcionamiento ejecutivo?

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Es difícil para los científicos descartar los riesgos completamente. Pero hasta el momento, no hay estudios bien diseñados que demuestren que las señales de los teléfonos celulares causen o incrementen el riesgo de tener TDAH o dificultades del funcionamiento ejecutivo.

Un teléfono celular funciona emitiendo ondas de radio de baja potencia. Se denominan ondas de radiofrecuencia (RF, por sus siglas en inglés) o campos electromagnéticos (EMF, por sus siglas en inglés).

Hasta el momento, las investigaciones científicas no han encontrado una relación entre las señales de los teléfonos celulares y algún efecto permanente en la función cerebral. Hay algunos efectos a corto plazo, pero con base en la evidencia actual, parecen ser inofensivos.

Piense que las señales del teléfono son como una almohadilla térmica. La almohadilla modifica la actividad de la parte del cuerpo que está tocando y calentando. Pero la actividad de esas células vuelve a la normalidad cuando se retira la almohadilla. Lo mismo parece suceder cuando usted termina una llamada en su teléfono celular.

En pocas palabras, la transmisión de las señales de los teléfonos celulares cerca de la cabeza de las personas cambia el patrón normal de las ondas cerebrales. Pero esos cambios son pasajeros. Esto significa que duran poco tiempo y no afectan al cerebro de una “mala” manera.

La ciencia todavía tiene un largo camino por recorrer antes de que pueda entender completamente los efectos permanentes del uso del teléfono celular, si es que hay alguno. Hasta el momento, los estudios a largo plazo se han enfocado, principalmente, en la posible relación con el cáncer y otros efectos sobre la salud. Afortunadamente, los investigadores no han encontrado algún vínculo.

También se han realizado estudios sobre el impacto de las señales de los teléfonos celulares en la atención y otras funciones ejecutivas. Esos estudios tampoco han encontrado algún efecto.

Es importante señalar que la manera en que usamos estos aparatos también está cambiando. Por ejemplo, hablar menos y enviar más mensajes de texto significa que nuestras cabezas están más alejadas de la fuente de esas señales.

A medida que nuestros teléfonos celulares y hábitos cambian, es bueno tener presente este consejo. Todo en moderación está bien y en exceso es perjudicial.

El uso excesivo del teléfono celular probablemente no es bueno para los niños por diversas razones, no solo por la preocupación de que puede afectar al cerebro. El tiempo que pasamos en el teléfono es tiempo que no usamos para interactuar cara a cara, estudiar o dormir.

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