Lo que quisiera que las personas supieran sobre criar a un niño con TDAH

Desde el momento en que entramos al restaurante con mi hijo de 6 años supe que sería una situación complicada. El lugar estaba lleno y era ruidoso. No era un lugar agradable para los niños, y mi hijo tiene TDAH.

Nos sentamos en una mesa, y a los pocos minutos empezó a retorcerse en su silla. Agarró el salero y el pimentero y comenzó a jugar con ellos como si fueran autos de carrera. Yo se los quitaba una y otra vez, explicándole de manera calmada pero firme que no eran juguetes y que tenía que dejar de agarrarlos.

Sin embargo, en el segundo en que me volteé a ver el menú escuché una voz aguda que provenía de otra mesa. Era otra mamá regañando a mi hijo por “conducir” el pimentero sobre el brazo de su hija.

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De inmediato me sentí avergonzada y atacada. Me puse tensa, miré a mi hijo y le grité: “¿Qué estás haciendo? ¡Te dije que dejaras de agarrarlos!”. Le grité a él y no le dije nada a ella por avergonzarnos en público.

No digo que no tuviera derecho a decir algo. Pero podría haberlo hecho con un poco de delicadeza, respeto o amabilidad. ¿Tal vez con un poco menos de rudeza y crítica?

Mientras que la mamá y varios clientes me miraban, se sumaron a mi vergüenza sentimientos familiares de culpa y temor. Ya había tenido esa experiencia antes, y volvería a tenerla muchas veces más. Y cada vez que pasa, duele.

Finalmente, intenté ser amable conmigo misma. Me di cuenta de algo que podía hacerlo un poco más fácil de manejar: La mayoría de las personas juzgan porque no saben.

Si pudiera regresar a ese momento y hablar con esa madre en privado (y con todas las demás personas que no comprenden), les diría:

1. No es su culpa que actúe de esa manera

El cerebro de mi hijo funciona de manera diferente, es una cuestión neurológica. No está haciendo esas cosas a propósito. Créanme, si pudiera controlarse y concentrarse más, lo haría . No es agradable para él tener esas dificultades.

2. No es mi culpa que actúe de esa manera

Puede que como madre no siempre haga lo correcto, pero mi forma de criarlo no es la causa de sus desafíos. Sí, lo corrijo. Y cuando se porta mal hay consecuencias. No obstante, lo que funciona con otros niños suele no funcionar con él. O no siempre. A veces me culpo, aunque no estoy segura de qué me estoy culpando.

3. El TDAH es complicado

No se trata únicamente de ser hiperactivo o de no escuchar. Lo que usted ve no es ni la mitad. Puede que usted que no se dé cuenta de otras dificultades que él enfrenta. Cosas que usted da por hecho en sus hijos: Entregar la tarea, llevar el control del tiempo, organizar sus cosas y sus pensamientos y aplicar lo que sabe a lo que necesita hacer al día siguiente.

4. No está siendo grosero o insolente

Bueno, puede que lo sea de vez en cuando, como cualquier otro niño. No obstante, el comportamiento que usted podría considerar irrespetuoso (hacia mí u otras personas) no lo es en realidad. Una vez que mi hijo se da cuenta de que ha sido hiriente o de que ha hecho infelices a otros, se siente muy mal. No es su intención.

5. Ambos nos esforzamos tanto como podemos

Hacemos horarios y listas de verificación para tratar de mantener las cosas en orden. Hacemos juegos de roles para practicar maneras de manejar las situaciones de otra forma. Él se esfuerza a diario por mantener las cosas bajo control en la escuela, aunque a veces se descontrola cuando regresa a casa. Yo me esfuerzo por no perder el control cuando él lo pierde. Es agotador, y no siempre tengo éxito.

6. No fue fácil tomar la decisión de usar medicamentos para el TDAH

Se atragantó la primera vez que intentó tragar una pastilla. Lloró la primera vez que no pudo terminar su desayuno porque no tenía apetito. Yo también quería llorar. Pero el medicamento le cambió la vida. No es una opción para todos, pero fue la decisión que tomó nuestra familia. No quiero que las personas piensen que lo decidimos a la ligera.

7. Sentirse juzgado empeora todo

Nos aísla, cuando lo que más necesitamos es apoyo.

8. Él es mucho más que su TDAH

Si las personas pudieran ver más allá de sus desafíos, verían a la persona que yo veo. Es divertido e inteligente. Es leal, casi hasta la exageración. Se da ánimo él mismo cuando falla, y lo vuelve a intentar. Y lo más importante, tiene una empatía inmensa, y la demuestra todo el tiempo.


Lea cómo el TDAH afecta a los niños de maneras insospechadas. Conozca cómo es un día típico en la vida de un niño con TDAH.

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