¡Padres, presten atención! Dav Pilkey publicó otro libro de la serie El Capitán Calzoncillos

“Era tan feliz…hasta que empezó la escuela”. Así fue como Dav Pilkey, autor de la muy famosa serie El Capitán Calzoncillos, empezó la discusión sobre su libro a la que asistí recientemente con mi hija.

Él estaba hablando sobre su infancia con y y de cómo surgió la idea de El Capitán Calzoncillos, entre otras cosas. Estaba hablando en un auditorio de bachillerato repleto de niños llenos de energía y a sus familias, incluyéndome a mí y a mi hija. Esta fue una de sus primeras charlas para promover su publicación más reciente (aún no disponible en español): Captain Underpants and the Sensational Saga of Sir-Stinks-A-Lot (#12 de la serie).

Cuando escuché que Pilkey venía a la ciudad, muchos recuerdos me vinieron a la memoria. A mi hijo, que ahora está en bachillerato, le encantaba El Capitán Calzoncillos cuando estaba en segundo grado.

Aunque le era fácil, él pensaba que la mayoría de los libros eran aburridos. Nunca quería leer a menos que insistiéramos o que tuviera que hacer un “reporte de lectura” para la escuela.

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Pero el El Capitán Calzoncillos, el profesor Poopypants y el niño Bionic Booger ¡eran muy emocionantes! Los libros trataban sobre niños a los que no les gustaba la escuela, travesuras disparatadas e increíbles aventuras. ¡Estaban llenos de bromas tontas! Además, estaban repletos con todo tipo de dibujos y caricaturas divertidas. Él leyó toda la serie como en cinco segundos.

A los padres/madres y maestros no siempre les gustan los libros de Pilkey. Están llenos de errores ortográficos. Han sido criticados por ser vulgares e irreverentes, y hasta han sido prohibidos. Pero al igual que mi hijo, los niños los adoran.

Mi hija, que ahora está en tercer grado, tiene dislexia y TDAH, las mismas dificultades que Pilkey tiene. Al igual que a su hermano, a mi hija no le gusta leer. Pero no es necesariamente porque lo encuentre aburrido, tan solo piensa que es difícil.

Entonces pensé: ¿a lo mejor debería llevarla a ver a Dav Pilkey?

Para asistir al evento, había que comprar su nuevo libro. Me imaginé que eso me daría la oportunidad de ver si a ella le gustaba El Capitán Calzoncillos tanto como le había gustado a su hermano mayor. Quizás la motivaría a superar su frustración.

Llegamos a la escuela de bachillerato casi una hora antes de la charla e hicimos una larga fila para recoger nuestra copia del libro. Después hicimos la fila para las entradas, y la persona que daba los boletos le entregó a cada niño un capa roja de superhéroe que decía en la parte de atrás “leer te da superpoderes”.

Mi hija se puso la suya de inmediato, después se la quitó y la convirtió en una bufanda Ninja, y luego se la volvió a poner. ¡Lo hizo por lo menos de diez veces! Encontramos nuestros asientos en la segunda fila.

Cuando Dav apareció en el escenario, todos los niños empezaron a gritar con mucho entusiasmo. ¡Parecía que fuera una estrella de rock! Se paró frente a una gran pantalla mostrando fotografías de él cuando era un adorable y feliz niño.

Pero después la conversación se volvió un poco triste. Él explicó cómo su felicidad desapareció cuando empezó la escuela. Sus dificultades de aprendizaje y de atención causaban que siempre se sintiera frustrado con la lectura. Su maestro se enojaba con él todo el tiempo.

Pilkey le dijo a los niños que su mayor escape fue inventar y dibujar superhéroes e inventar historias sobre ellos.

Todo empezó un día cuando alguien dijo la palabra “calzoncillos” en clase. Todos los niños empezaron a reír de manera incontrolable. Su maestra se enojó y dijo con severidad: “¡Decir calzoncillos no es divertido!”. Entonces, todos se rieron aún más fuerte. Ahí fue cuando pensó en dibujar a un superhéroe vestido sólo con calzoncillos.

“¿Alguien aquí tiene TDAH?”, preguntó a la multitud. Muchos niños empezaron a animarse.

Yo observaba a las familias a mi alrededor y pude ver que algunos estaban un poco incómodos de que sus hijos le dijeran a todo el mundo que tenían TDAH. Pero yo también podía darme cuenta que había muchos niños que parecían sentirse honrados al formar parte de un club especial.

Por mi parte, me entusiasma cualquier libro que logre que mis hijos disfruten leer. En un momento durante la animada charla interactiva, miré de reojo a mi hija para ver si estaba disfrutando. Yo deseaba que ella estuviera pensando, “¡Guau, esto es increíble! ¡Él tiene dislexia y TDAH y yo también! Quizás, ¡yo también seré famosa algún día!”

Pero ella no estaba prestando atención. ¡Estaba demasiado absorta leyendo su nuevo libro!

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