Entender la disgrafia de mi hijo me ayudó a defenderlo

Pocas personas reconocen la disgrafía por lo que es, un enorme obstáculo para lograr el éxito académico. El programa Microsoft Word obviamente no lo entiende. Yo escribo “dysgraphic” (disgráfico) y mi procesador de palabras lo marca como un error de ortografía.

Mi hijo tiene disgrafía y hubo una época en la que yo tampoco lo entendía. Los médicos se destacan por su escritura indescifrable. Y si ellos pueden aprobar sus estudios escribiendo de una manera casi imposible de entender, entonces, ¿por qué preocuparse?

Lo que no me daba cuenta es que para los niños con disgrafía, tener una caligrafía dificiente es tan solo la punta del iceberg.

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Escribiendo...
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La mayor dificultad es la manera en que la disgrafía debilita la habilidad de mi hijo para pensar claramente cuando escribe, cómo le dificulta escribir sus ideas en papel.

Al principio yo no lo veía de esa manera. Por lo que en ese momento seguí el consejo del maestro y lo presioné para que mejorara su escritura. Pero la práctica no perfeccionó su escritura.

Lo intentamos todo, desde sostenedores de lápices y bolígrafos con diferentes agarres, hasta papel especial con líneas en relieve para que la escritura fuera más uniforme. Nada funcionó.

De hecho, me di cuenta que al crecer y conforme las tareas se volvían más complicadas, su escritura a mano empeoraba en lugar de mejorar. Por lo que intenté un nuevo método.

Henry estaba en cuarto grado y estabamos practicando para un examen de ortografía que se avecinaba. En su primer examen de práctica, escribió las respuestas a mano y solo escribió correctamente 6 de las 15 palabras. Eso no era suficiente.

Para el siguiente examen de práctica le sugerí que intentara escribir sus respuestas en mi computadora portátil. El resultado: Su puntaje inmediatamente aumentó a 12 palabras correctas de las 15.

Fue entonces cuando empecé a entender lo que significa ser disgráfico. Me di cuenta de una manera brusca pero me abrió los ojos sobre cómo las dificultades de aprendizaje afectan casi todas las actividades que mi hijo realiza en la escuela.

Hubo otro entendimiento que evolucionó gradualmente. La disgrafía estaba afectando de gran manera la autoestima de mi hijo. Los cambios en su personalidad eran leves por lo que no me di cuenta en un día, una semana, ni siquiera en un mes.

Al crecer, la escritura de otros niños mejoró. La suya no. Y sin que yo lo supiera, él lo escucharía de otros niños. Los compañeros de clase comentaban sobre su caligrafía deficiente. Él se reía y actuaba como si no le importara. Sin embargo, los comentarios incesantes estaban carcomiendo lentamente su interior.

Por supuesto, sus maestros tenían las mejores intenciones al asignar proyectos de arte para mantener interesados a los estudiantes. A la mayoría de los niños les gusta mostrar lo que saben usando pósters, escarcha y marcadores de colores. Pero para mi hijo, cuyos mejores esfuerzos no impresionarían ni siquiera a un maestro de preescolar, esos proyectos eran desalentadores.

Una vez que fui capaz de entender mejor cómo la disgrafía afecta a mi hijo, adopté la misión de ayudar a que mi hijo compitiera en igualdad de condiciones.

Hablé con sus maestros sobre cómo los proyectos de arte le ocasionaban mucha angustia. Afortunadamente, cuando se los comenté, estuvieron de acuerdo en ofrecerle otras opciones para hacer los proyectos.

Algunas veces mi hijo hace videos. Otras veces, hace presentaciones en Power Point. Además, me aseguré de que siempre tenga la opción de hacer los exámenes y tomar apuntes usando un teclado. Sus calificaciones, por cierto, han mejorado enormemente.

Yo he estado intentando enfrentar los desafíos causados por la disgrafía de mi hijo durante casi una década. Sé que no puedo “arreglar” su escritura. Pero al entender sus dificultades, puedo ser su defensora.

Esto puede significar desde educar a sus amigos, familiares y maestros hasta investigar sobre la más reciente. De hecho, cuando mi esposo y yo no pudimos encontrar una aplicación que ayudara a mi hijo con las matemáticas, nosotros mismos la desarrollamos. Se llama ModMath y permite a los niños resolver problemas de matemáticas sin tener que escribir sus respuestas a mano.

El papel de defensora consume tiempo y puede ser frustrante. Pero cuando existe la voluntad, existe la manera. Y lograré que se sobreponga y me aseguraré que salga adelante. Es lo que las mamás hacemos.

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