Cómo ayudar a su hijo a controlar sus miedos

Los miedos son una parte normal de la infancia, y también lo es aprender a controlarlos. Los niños puede tengan miedo de cosas imaginarias, como los monstruos. Pero a menudo los temores se relacionan con lo que está sucediendo en sus vidas. Por ejemplo, durante la pandemia del COVID podrían preocuparse de que sus padres enfermen.

Saber cómo lidiar con el miedo no es fácil, especialmente para algunos niños que piensan y aprenden de manera diferente. Ellos podrían tener dificultad para procesar información y para mantener sus emociones bajo control.

Son muchas las cosas que usted puede hacer para ayudar a su hijo a controlar sus miedos. Estas son algunas de ellas.

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Tome el miedo en serio

En un esfuerzo por ayudar a nuestros hijos, puede que digamos cosas como, “no hay nada que temer” o “no te preocupes por eso”. Esto no los ayuda a que tengan menos miedo. En cambio, puede enviar el mensaje a su hijo de que usted espera que “lo supere”, o que no cree que esté realmente asustado.

No tomar los miedos en serio puede hacer que su hijo piense que no está bien tener miedo, o hablar de eso con usted.

Busque maneras de hablar sobre eso

No todos los niños tienen las palabras para explicar qué los asusta. Haga preguntas específicas para ayudar a su hijo a explicarlo. Por ejemplo, si su hijo se aferra a usted y no quiere estar lejos suyo, usted puede preguntar: “¿Qué es lo que te asusta de que yo no esté aquí?”. “¿Estás preocupado por mí o por ti?”. “¿Qué piensas que podría ocurrir?”.

Una vez que obtenga más información, descríbala y confirme con él que es correcta. Usted podría decir: “Parece que te sientes ansioso cuando no puedes estar conmigo. Dices que tienes miedo de que algo malo me pase cuando no esté contigo. Noto en tu voz que estás realmente asustado. ¿Entendí bien?”.

Haga una lista

Haga con su hijo una lista de cosas o situaciones que le causan miedo. Analicen “la peor situación”.

Pueden agrupar los miedos que sean similares. Por ejemplo, los niños que tienen miedo de que algo malo les pueda pasar a sus padres cuando no están ellos, también pueden sentir temor de ir a la escuela o a la casa de alguien. Podrían tener miedo de quedarse con una niñera. Todo eso forma parte del temor de estar lejos de usted.

Fomente el pensamiento realista

El miedo favorece que pensemos que sucederá lo peor. Es la manera en que el cerebro trata de protegernos del peligro. Usted puede decir esto a su hijo. Y que el cerebro no siempre sabe si el peligro es real o no.

Por lo tanto, fomente que su hijo sea un “detective de pensamientos”.  Haga que su hijo:

  • Escuche sus pensamientos: Su hijo puede pensar: “Si mi mamá va al supermercado sin mí, se lastimará”.   

  • Determine si es un hecho o un sentimiento:  Replantee el pensamiento anterior así: “Me preocupa que mi mamá se lastime si no voy al supermercado con ella”. 

  • Reúna “evidencia” que lo respalde o lo refute:  Cada vez que mamá ha ido sola a la tienda regresó bien a la casa. 

  • Cuestione el pensamiento: Algunos niños pueden simular que objetan el pensamiento y convencerse a sí mismos de que no es correcto. 

Divida el miedo en partes más pequeñas

Enfrentar un miedo repentinamente puede ser abrumador. Para alcanzar la meta de vencerlo, ayuda seguir pasos más pequeños. Pídale a su hijo que lo ayude a decidir cuáles podrían ser esos pasos. (Es más probable que los niños confíen en un plan que ayudaron a crear).

Tal vez su hijo tiene miedo de hacer sus deberes escolares en una habitación, mientras usted trabaja en otra habitación con la puerta cerrada. Acuerden que para finales de la siguiente semana, su hijo trabajará una hora alejado de usted. Una vez que hayan establecido la meta, hablen de los pasos que ambos seguirán para alcanzarla. 

Este es un ejemplo. Repitan el primer paso hasta que su hijo se sienta cómodo y luego continúen con el siguiente.

  1. Trabaje con la puerta abierta y permita que su hijo lo visite cada cinco minutos.

  2. Cierre la puerta entre cada visita de su hijo.

  3. Disminuya las visitas para que sean cada 10 o 15 minutos. 

Continue disminuyendo la frecuencia de las visitas hasta que su hijo alcance la meta acordada.

Anime a su hijo  

Los cambios requieren tiempo y no ocurren de una sola vez. Cuando su hijo se enfrente a un miedo, hágale saber lo orgulloso que se siente de él. Aliéntelo, sea paciente y elogie sus esfuerzos y sus logros. Al hacer ver que el progreso es importante, usted está ayudando a su hijo a desarrollar una mentalidad de crecimiento, y a que crea en el poder de la palabra “todavía”.  

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