Elija la calle apropiada para "trick-or-treat"

Mi historia

A mi hijo de 6 años le gusta correr. Siempre se está moviendo. Si mi esposa y yo vamos caminando por la calle con él, se echará a correr e insistirá en ir adelante hasta la próxima esquina. Me encanta su energía, pero puede poner los nervios de punta.

Qué hacía yo

Al igual que otros padres, quiero que mi hijo disfrute los eventos festivos, especialmente Halloween. La diversión de los disfraces y el "trick-or-treat" es especial para mí.

¿Cuál es su principal preocupación?

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Cuando mi hijo tenía 4 años, yo quería brindarle su primera experiencia “auténtica” de Halloween. (Anteriormente solo se había disfrazado para ir al preescolar). Así que lo llevamos a una calle concurrida que todos recomendaban para "trick-or-treat" (pedir golosinas). La calle estaba llena de casas antiguas decoradas como casas embrujadas. ¡Estábamos listos para una aventura divertida, ¡pero terminó siendo una pesadilla de Halloween!

Esperamos hasta que anocheciera, suponiendo que sería más divertido en la oscuridad. Pero a esa hora las aceras estaban llenas de gente. Mi hijo corrió hacia la muchedumbre y lo perdí de vista en más de una ocasión. Yo lo perseguía y gritaba su nombre hasta que lo encontraba detrás mío o muy alejado.

La zona también atrajo a muchos niños mayores. A mi hijo lo empujaron y se cayó al menos dos veces. En mi deseo por protegerlo lo agarré del brazo para que estuviera cerca de mí. Pero él quería correr y se enojó mucho conmigo. Las personas me miraban con desaprobación al gritarle y jalarlo del brazo. Al final de la noche, mi hijo tenía una bolsa llena de dulces. A mí casi me había dado un infarto y me sentí como un mal padre.

Qué hubiera querido saber antes

Lo que aprendí de esa experiencia es que mi hijo tiene que estar en un entorno adecuado para poder encauzar su energía. Esto es particularmente cierto en una festividad caótica como Halloween.

El año siguiente a nuestro desastroso trick-or-treat hicimos un plan. Salimos al final de la tarde cuando todavía había luz de día. Escogimos una calle más tranquila y planificamos nuestra ruta. Invitamos a otras familias con niños pequeños para ir en grupo. Muchas familias con niños pequeños sensibles a las aglomeraciones o activos como mi hijo, pensaron que era una buena idea.

Elegir la calle apropiada ayudó a que fuera un mejor Halloween. Mi hijo, por supuesto, corrió como siempre lo hace. Pero al haber más luz y menos personas, podíamos vigilarlo bien. Y regresaba al grupo de niños que nos acompañaban ese año.

Yo grité mucho menos. Y como en esa calle había menos niños pidiendo golosinas, los adultos les dieron más caramelos. Eso hizo muy feliz a mi hijo. Ahora solo tengo que averiguar cómo evitar que se coma todos esos dulces de una sola vez.

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