Maneras inesperadas en que me afecta la dislexia

Muchas de la conversaciones que tengo acerca de la dislexia suelen girar en torno a la escuela. Las personas quieren saber cómo la dislexia afecta mi rendimiento y mis calificaciones, especialmente ahora que estoy en el primer año de universidad.

Sin embargo, mi dislexia no desaparece después de que termino las clases del día. No desaparece durante mis prácticas docentes o mi pasantía fuera de la universidad. Y no desaparecerá cuando me gradúe. La dislexia afecta todas las áreas de mi vida.

Cuando era más joven, mis padres y maestros me ayudaron a conseguir adaptaciones y otros apoyos. Juntos creamos sistemas para que yo progresara en la escuela. Pero en la vida diaria, he tenido que desarrollar mis propios sistemas a través de prueba y error.

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Una de las cosas que ayuda es ser abierta en lo que respecta a mis diferencias de aprendizaje. He notado que las personas son más tolerantes y serviciales cuando les digo cómo me afecta la dislexia.

Y por eso a continuación les relato cómo me afecta la dislexia de seis maneras inesperadas.

1. Escribir mensajes de texto puede ser arriegado

La ortografía suele ser difícil para mí debido a la dislexia. Por supuesto que utilizo correctores de ortografía. Pero en ocasiones mi ortografía es tan deficiente que ni siquiera el corrector reconoce lo que estoy tratando de escribir.

Por ejemplo, soy famosa entre mis amigos por enviar este textos: “desafiantemente deberíamos reunirnos”, cuando lo que quiero escribir es: “definitivamente deberíamos reunirnos”. Por lo general uso Google para encontrar las palabras que intento escribir y así evitar estos errores. Pero cuando estoy apurada, cometo errores inusuales en los mensajes de texto.

2. Me confundieron con un robot

Para evitar el correo basura, muchos sitios web te piden verificar que no seas un robot leyendo un texto deformado y después escribiéndolo. Esto se llama “captcha”.

El problema es que nunca puedo leer el texto del captcha correctamente y tengo que usar la opción de audio. Pero reproducir audio es incómodo cuando no tienes audífonos y estás en una taquilla tratando de comprar entradas para un concierto.

Querido captcha, te prometo que no soy un robot. Lo que pasa es que soy disléxica.

3. Equivocarme en una letra al reservar boletos en línea podría resultar en volar de madrugada

Solo hay una letra de diferencia entre a.m. y p.m. Así que cuando reservo boletos aéreos y de autobús, tengo que ser extremadamente cuidadosa y revisar dos o tres veces que seleccioné la fecha y la hora correctas. He notado que con los menús desplegables es fácil que reserve un vuelo a las 2:30 a.m., cuando lo que quiero es un vuelo a las 2:30 p.m.

Tengo un problema similar al mezclar las fechas en los calendarios en línea. Los uso para recordatorios sencillos en mi teléfono y mi computadora. Pero prefiero anotar las fechas importantes en papel.

4. Me equivoco usando Google Maps

A veces confundo la izquierda con la derecha. Uso un anillo en mi mano derecha para recordármelo. También soy pésima con las direcciones.

Para compensar, utilizo Google Maps para caminar hacia donde tengo que ir. Las instrucciones de Google Maps son excelentes, excepto por una cosa: no te dicen en qué dirección tienes que caminar al salir de un edificio. Así que a veces empiezo a caminar en dirección contraria.

5. Charlar no es mi fuerte

Me gusta charlar con los amigos. Pero puedo tener dificultad para encontrar las palabras adecuadas debido a mi dislexia. A veces pierdo el hilo en la mitad de una conversación.

Mis amigos se ríen de mí diciéndome que si fuera una comediante, mi frase sería: “Iba a decir algo, pero lo olvidé”.

6. Puedo equivocarme al anotar números de teléfono o direcciones de correo electrónico

Me cuesta anotar correctamente los números telefónicos y las direcciones de correo electrónico. Cada vez que tengo que anotar una dirección de correo electrónico o un teléfono de un sitio web, tengo que resaltarlo con mi cursor y revisarlo dos o tres veces.

En una ocasión una amiga de mi mamá me pidió que le enviara unas fotos por correo electrónico, pero anoté su dirección incorrectamente en mi teléfono. En lugar de que el correo me rebotara, las fotos fueron enviadas a otra persona. Espero que a ese desconocido le hayan gustado las fotos de estudiantes universitarios usando togas y birretes.

A pesar de los inconvenientes causados por mi dislexia, he podido salir adelante. Me ha ido bien en la universidad y he tenido pasantías excelentes. El verano pasado trabajé en el Departamento de Educación de los Estados Unidos y en National Center for Learning Disabilities. La dislexia no desaparece, pero saber cómo me afecta me ayuda a desarrollar estrategias para prosperar en mi vida diaria.

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